«Itinerarios de una poesía dispersa y permanente» de Camilo Balza Donatti

Les presento el prólogo que amablemente escribió para mi libro Poesía venezolana dispersa y permanente, el ilustre poeta Camilo Balza Donatti. Agradezco sobremanera este gesto que sé, fue un placer para él, por la amistad que nos une desde mi infancia, cuando lo veía recorrer la terraza de la casa  conversando con mi amado padre.  Sé también, que este prólogo es la mejor forma de adentrarse a las páginas de este libro; con su maestría literaria, el Doctor Camilo Balza Donatti, le da la oportunidad al lector de orientarse sobre mi intento de rescatar y destacar diez poeta venezolanos de nuestro acervo.

Espero, que al leer este prólogo, sientan la misma alegria que yo, y les motive a adquirir el libro,  disfrutar de su lectura y compartir la pasión con la que estos poetas escribieron.

 María Cristina Solaeche

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ITINERARIOS DE UNA POESÍA DISPERSA Y PERMANENTE

Desde la cátedra universitaria, desde la poesía con sacudimiento de existencia vital, llega María Cristina Solaeche al ensayo crítico-biográfico sobre personajes de reconocida singularidad en los anales de la literatura de la nación venezolana. No hay distancias ni límites posibles, son de acá, de allá, del villorrio hecho de piedra y agua o de la ciudad alucinada que suele olvidarlo todo. Labor difícil mezclar la crítica con lo biográfico, dos vertientes que, aunque presenten similitudes en algún momento, tienen una individualidad propia. La biografía es el rasgo, el atributo, la temporalidad; la crítica es lo permanente, lo esencial, hombre y lenguaje en diálogo de altura, intacto y creativo. Suelen caminar juntas y se hacen hermosos préstamos recíprocos.

Podríamos decir, que este es un libro itinerante; caminos dispersos de la poesía que se encuentran; poetas en las vigilias permanentes de la ensoñación. Se inicia en Maracaibo, atraviesa los límites de las estribaciones del  pie de monte de Barinas, de allí, por donde va el camino a la pequeña casa del “poeta leproso” en Manicuare,  luego rumbo a Barcelona  donde la flor de la sal ilumina de rosa piedras y plantas menudas, llega a la capital Caracas donde se ocultan las huellas de nostalgias pasadas y la modernidad de un humanismo reciente y enlutado; después Cantaura con sus crepúsculos bermejos sobre el llano, para después atravesar  la densa elevación de los médanos de Coro, regresar a la ciudad capital con su bullicio y finalizar en el remanso de  los andes merideños.

María Cristina Solaeche continúa la labor realizada en gran parte y de manera tan ejemplar, por Fernando Paz Castillo y Pascual Venegas Filardo. Ellos se dieron a la tarea de divulgar el nombre y la obra de tantos poetas y escritores desaparecidos en las ciudades y pueblos venezolanos. Poca gente quizás los recuerde, porque los menesteres actuales son otros; la música de tonalidades cavernícolas, los artificiosos concursos de belleza, las máquinas traganíquel, las posturas políticas y partidistas de los dirigentes, el afán monetario desmedido, etc, etc,… y muy poco, poquísimo, del libro, del verso, de la palabra, del hombre y sus silencios. Cada época está signada por sus alegrías o sus abismos.

            La escritora, para la confección de su obra, ha seleccionado diez autores de la voluminosa antología de la poesía venezolana.

            Podríamos iniciar este camino desde Manicuare hacia Coro, o a la inversa, pero hemos preferido el orden cronológico, tiempos y espacios de la poesía.

En este orden que se nos antoja, Emiliano Hernández (1882), sería el primer caminante, un personaje para una revisión fílmica; “el poeta de los adioses”, pues siempre estaba despidiéndose para abordar otras naves, de la ilusión o del mar, pero naves al fin, que oníricamente conducen a otros puertos, a otras latitudes del alma. Con Elías Sánchez Rubio y Jesús Semprum, los más destacados al transcurrir del tiempo, fue, podríamos decir, Emiliano, el Maestro dentro de aquel movimiento de jóvenes imberbes que forjó  el grupo “Ariel” de acento modernista y rebelde. María Cristina Solaeche, capta con exquisito y agudo espíritu de análisis, los rasgos fundamentales de este personaje, tanto en lo referente e su persona como a su obra literaria.

Retrato y epopeya poética dada por la autora: “De temperamento inquieto, impetuoso, audaz, desconcertante, andariego, pintoresco, ingenuo, díscolo, bravucón, extremadamente generoso, conversador y ocurrente, con arrebatos violentos como llamaradas que se extinguen tan rápido como empiezan”. “Su físico mestizo, frágil, delgado, de áspero cabello ensortijado, con un rostro de labios nerviosos, una nariz ciranesca y unos ojos azules profundamente escrutadores como crepúsculos marinos, herencia materna, le da un singular plantaje”. Con más detalles, es difícil expresar la imagen de cualquier personaje. Y así fue, en realidad Emiliano Hernández, un hombre fuera de época, que no se adaptó nunca a la sociedad que le toco vivir.

            En orden cronológico ocupa el segundo lugar otro zuliano: Ismael Urdaneta (1885). Sobre quien se ha escrito mucho sin analizar la vanguardia de su obra “…se le respeta como héroe, más es incomprendido como poeta; – dice la escritora – la hegemonía poética en el Zulia, es la que con su pauta marca nuestro tan valioso poeta Udón Pérez, compañero de la misma generación”. Hemos recordado de nuevo a Pascual Vanegas Filardo, aquel Maestro en libros y autores, quien nos preguntó un día en el diario “El Universal” por un libro que habíamos preparado sobre Julio Morales Lara, poeta de los valles de Aragua. En esa oportunidad Julio – nos dijo – “Y aquel zuliano olvidado, Ismael Urdaneta, de los mejores representantes de la vanguardia en nuestro país”. Y ningún juicio de este escritor puede ser subestimado. La autora dice de Ismael Urdaneta “Entreabre la puerta del vanguardismo”, y nos cita un párrafo de Rafael Arráiz Lucca  “es un poeta en el que encarna la transición: su propia obra registra el romanticismo feneciente y saluda al vanguardismo naciente”.

Poeta, legionario, suicida, Ismael Urdaneta, con más de ochenta años de ausencia, no ha sido valorado en la plenitud de su obra. María Cristina Solaeche toca puntos clave, y su ensayo es una valiosa aproximación al personaje y a su obra esencial.

Desde la alberca de zafiro hecha tina de aceite, la escritora viaja al suroeste de Venezuela, hacia las estribaciones, por donde la montaña se hace agua pensativa y espejismos. Por allí anda el compañero de viaje, el poema, en Barinitas, una ciudad pequeña con verdes y neblinas, donde nació Enriqueta Arvelo Larriva (1886), hermana de aquel poeta modernista y revolucionario Alfredo Arvelo Larriva. Aunque Enriqueta no perteneció nunca al mundo de grupos y tertulias, esta poetisa pertenece a la Generación del 18, especialmente por la modernidad de su voz y la sublimidad de sus silencios, como lo dice la autora.

Atraviesa el país; ahora, sobre la geografía de Sucre, está el paisaje árido, con xerófilas de poca turbulencia, entre el azul del golfo de Cariaco, el azul del cielo y el de aquella cumbre tan lejana, allí está el escenario de Cruz Salmerón Acosta (1892), en Manicuare, donde su vida fue deshojándose en una marcha lenta transida de dolor, de amor y poemas. Manicuare, fuente de amargura. El poeta queda para la posteridad y para el amor de su amada “Cordera”.

            Continúa en su trasmigrar con una poetisa oriental, nacida en el estado Anzoátegui. Luisa del Valle Silva (1896), oriunda de Barcelona, pero dueña de una juventud marina, en las costas de Paria, en Carúpano, precisamente, donde su nombre es un símbolo y su poesía un credo de sus horizontes, donde en aguas abiertas, las noches más altas, suelen bailar en los espacios las luces de Santelmo.

            Un caso muy especial en la literatura venezolana, el de Luis Enrique Mármol (1897), pertenece al grupo de la Generación del 18, pero su poesía como bien los dice la autora, se aparta con rasgos distintivos y muy propios de la de sus compañeros. Hombre solitario, de rostro bíblico y de una agonía interior indescriptible en su joven edad. La vida le pesaba, y la soledad y el silencio parecen haber sido sus fieles confidentes. “Mi esqueleto es la cruz donde agoniza mi vida”. Consideremos que esos versos son suficientes para medir su dimensión humana. Muchos autores nacionales, entre ellos de su propia generación, han analizado la vida y obra de Mármol, y le han otorgado ese calificativo de ser único en su estilo en la historia literaria del país. Hoy María Cristina Solaeche recorre nuevamente sus pasos dolientes y líricos, dando a conocer la clase privilegiada a la que el poeta pertenece.

Otra poetisa, oriental, Ada Pérez Guevara (1905), nativa de Cantaura, una ciudad asomada a las mesetas por donde se fue también la canta de Alberto Arvelo Torrealba, “En Cantaura por tu ausencia / no quieren cantar las auras”. Heredó la savia poética de su madre, la poetisa Mercedes de Pérez Freites, una de las primeras voces femeninas en el ámbito de la poesía nacional, y Ada defiende los derechos de la mujer, en una escritura donde  fusiona la tierra, el tiempo y el espíritu.

            Incluye María Cristina Solaeche, en su compendio crítico, una poetisa contemporánea, Lydda Franco Farías (1946),  llegada al Zulia por los caminos de San Luis, de Falcón. Traía en sus alforjas la valentía indómita del médano y el verde neblineado de la sierra, asideros de una poesía valiente, revolucionaria y de hondo contenido social y humano. Poesía de resistencia y de futuro, para combatir la modorra de los días que pasan sin ofrecer a los seres que viven la magia de otros horizontes. Su poesía es un grito o un mandato necesario.

            Algo distante, Hanni Ossott (1946), donde nos encontramos con la búsqueda errante de la verdad existencial. Complejo el mundo poético de Hanni Ossott. El vivir, sus imágenes, la desmemoria, la voz y el sesgo en la palabra. Hemos considerado necesario incluir aquí en este párrafo, estas líneas de la poetisa que resaltan: “Le habían mostrado que el hombre era Uno. Indiviso. Capaz de elaborar teorías y creencias. Una conciencia para un cuerpo. Y esta conciencia fabricaría imágenes superponiéndolas  sobre los residuos de una memoria que nunca respondería.  Memoria tejiendo los desolvidos…” “Es increíble concebir que podamos seguir sosteniéndonos con el despojo. Al menos nosotros no creemos soportarlo y nos negamos a verlo. Felizmente sabemos mentirnos.” (“Espacios para decir lo mismo” (1974)). Después de leer estos breves párrafos de la poetisa, el lector sabrá decir cual es el rumbo sustancial y definitivo de este libro de ensayos literarios de María Cristina Solaeche.

Lydda Franco y Hanni Ossott fueron arrebatadas a la vida en horas lamentables. Dos voces de primera magnitud en el contexto de la poesía nacional.

El último autor incluido en esta tan atinada selección, es Carlos Rodríguez Ferrara (1962), un gran poeta, casi adolescente. Revisó paisajes de la geografía universal y del mundo interior al hombre. Como muy bien dice su autora: “su poesía es la paradoja del reparto entre la vida y la muerte”. Veinte años apenas y un libro perdurable. Conocimos a su padre Carlos César Rodríguez Courbenas en 1942 en la ciudad de Barcelona, era entonces un joven poeta, y recordamos algunos versos suyos de esa época: “Anhelos color de nunca / y errantes voces perdidas”, su hermano, Enrique Rodríguez Courbenas era mi Maestro.

Valiosa esta contribución de María Cristina Solaeche a la poética nacional, al lograr con gran acierto, esta revisión ensayística y crítica de la obra de tan relevantes autores. Hay muchos nombres olvidados y es necesario rescatarlos, continuar la labor de Fernando Paz Castillo, Pascual Vanegas Filardo y Aniceto Ramírez y Astier, y Atenógenes Olivares (hijo). Ellos fueron al rescate de las voces perdidas,  al igual que hoy lo hace  María Cristina Solaeche, y el camino de la poesía continúa y hacia al amanecer van muchos jóvenes a ver si pueden cosechar el alba.

 

                                                                        CAMILO BALZA DONATTI

                                   Santa Cruz de Mara, Estado Zulia, agosto 2010.

18 Respuestas a “«Itinerarios de una poesía dispersa y permanente» de Camilo Balza Donatti

  1. Amiga, te deseo éxitos en esta nueva obra, que deja bien en alto la poesía bien acompasada entre tu mano y mente. Más aún por tener la brillante expresión de Camilo Balza a través de su prólogo.

  2. Allan Gerardo Luna

    QUERIDA MARIA CRISTINA : MUCHAS, MUCHAS GRACIAS POR COMPARTIR CON UN PAISANO DE LA REPÙBLICA DE LAS LETRAS TU POESÌA.
    «NO ME CONOCES; NO ME NECESITAS PARA HACER TU CAMINO, PERO, HOY CUANDO TE SIENTES EN TU CAMA Y REPASES EL DIA, PIENSA EN MI, PORQUE YO QUISIERA ESTAR AHÌ, PARA DESCALZARTE Y BORRAR CON MIS BESOS, DE TUS PLANTAS, «EL CANSANCIO»
    UN ABRAZO.
    Allan Gerardo Luna
    Taller de Escritura «Àrbol nòmada»

  3. ¡Bravo María Cristina! La trascendencia del hombre consiste en llevar a cabo la tarea colectiva de la humanidad. La maquinización moderna no puede arrebatarnos el alma poética.

  4. Buenas tardes, María Cristina, deseo que te encuentres muy bien.
    Me parece muy interesantes tu blogs con ese majestuoso nombre «El verano de los tamarindos». Muy bueno el contenido para un recuentro disperso con algunos poetas.
    Al igual, kmi elogio para el trabajo de la antología que realizaste que prologa el poeta Camilo Balza Donatti, paisano de mis tierras de las costas de Orinoco en el sur del estestado Anzoátegui. Me sorprende encontrar la mención de voces como Ada Pérez Guevara, también de Anzoátegui, quien no tenía casi conocimientos.
    De verdad mi reconocimiento, amiga.
    Un abrazo.
    Carlos San Diego

  5. Gonzalo Himiob Santomé

    Bellísimo el prólogo. Dónde puedo adquirir el libro? Gracias.

  6. Cristy te felicito por esta nueva obra, vaya todo mi reconocimiento, sigue asi en la senda de la perfeccion,y recibiendo todos los elogios que te mereces…nuevamente felicitaciones…..Alicia de Buenos Aires…………….

  7. En la Tertulia «Tienes la Palabra», comenzaremos a leer tu libro de poesía venezolana para poder enviar un mensaje sobre la producción.
    Edda Cavarico
    Colombia

  8. FELICITACIONES, SALUDOS Y UN GRAN ABRAZO
    MILAGROS HERNÁNDEZ CHILIBERTI,
    PRESIDENTE UHE

  9. Felicitaciones querida amiga. Por tus logros y poe este magnífico sitio en la blogósfera. Un abrazo desde Argentina, Norma.

  10. José Valle Valdés

    Estupendo prólogo, amiga, Doy por sentado, que el libro es merecedor.

    Enhorabuena.

    Saludos,

    José Valle

  11. “POESIA VENEZOLANA DISPERSA Y PERMANENTE” PRÓLOGO
    HERMOSA Y SINGULAR PÁGINA ESCRITA POR CAMILO BALZA DONATTI
    Leer atentamente la discursiva elegancia con que fue prologada la obra “POESÍA VENEZOLANA DISPERSA Y PERMANENTE” de la singular poeta y escritora María Cristina Solaeche Galera. El también insigne poeta Camilo Balza Donatti, incursiona y transita los senderos escriturales, donde la finura del lenguaje concatena el análisis del libro con elevada distinción.
    Camilo nos toma de la mano para hacer un Recorrido Poético-Literario. Nos conduce o nos invita a dialogar con los autores y autoras, dándonos la oportunidad de conocerlos en sus tránsitos, en sus momentos de atender el QUID DIVINUM, para plasmar sus ideales, sus angustias, saudades o alegrías en sublimes páginas encargadas de perdurarlos indefinidamente en la Inmortalidad con sus Obras Poéticas.
    Tomemos pues, con María Cristina y Camilo, el sendero que nos conducirá ante cada poeta, quienes nos leerán o nos recitarán un Retazo Poético de su inspiración, hasta reconocerles a todos su vena poética, para emitir nuestra palabra de angustia o alegría por la retórica empleada en el preciso momento inspirativo.
    Camilo nos presenta en primicia al Poeta marabino Emiliano Hernández, quien nos saluda y gentilmente, fija en nosotros sus azules ojos para recitarnos de su obra MUSA GITANA: “Sandalia de peregrino/ puso en mi vida el Azar / de la errante flor de mar / i del camello beduino” lo aplaudimos afectuosos, sinceros y lo invitamos -cosa que acepto complacido- a nuestra caminata para visitar a los demás poetas mencionados. Nos acercamos al Bardo Legionario Ismael Urdaneta, -nunca olvidaremos su receptiva amabilidad, su triste mirada. Y de “POEMAS DE LA MUSA LIBRE” nos recitó Canto a Francisco de Miranda: “Quién es aquel que calza memorable coturno/ del semblante rugoso, pálido y taciturno? / Le vio la Francia en triunfo, le vio la Europa entera;/ dio su fama al futuro y nos dio una Bandera” lo escuchamos con cierto recogimiento y se sumó a nuestra caravana de visita. Arribamos por el Pie de Monte a Barinitas para encontrarnos con la solitaria Enriqueta Arvelo Larriva, de la VOZ AISLADA. Graciosamente nos recibió como tarareando “Toda la mañana ha hablado el viento/ una lengua extraordinaria. / He ido hoy en el viento./ Estremecí los árboles./ Hice pliegues en el río/ Alboroté la arena” E invitándose, sin darnos tiempo a hacerlo, se nos sumó a la marcha poético-geográfica, hacia el Oriente. Íbamos de visita. En aquella cumbre lejana, nos acoge, Cruz Salmerón Acosta “El solitario de la cima de Manicuare”. Digno poeta del dolor. Nos recita como delirando: “Nací del mar en infeliz ribera/ Y esta aflicción que mi alma desespera/ Cuando empiezo a rimar lo que he vivido/ Me hace pensar, por el sufrir inquieto/ Que acaso llevo en mi interior secreto/ El paisaje del suelo en que he nacido . Acto seguido se sumó a nuestra caminata con inusitada alegría para visitar a Luisa del Valle Silva quien nos recibió con una sonrisa y un verso a flor de labios. “A solas nos quedamos frente al tiempo/ de la niñez frente a la azul comarca”…En cuanto observó el grupo, se nos unió alegre y llegamos donde Luis Enrique Mármol escritor de “LA LOCURA DEL OTRO, nos sorprende con “¡Ah mi loca confianza en el bien de la vida,/ el balbuceo alado de las primeras rimas” No nos hizo preguntas. Se unió a nosotros y nos anunció: ahora nos reuniremos con Ada Pérez Guevara, en “HORIZONTES” Y ella que parecía avisada de nuestra visita nos recitó: “En los limpios horizontes,/ de mi pampa/ donde el cielo con la tierra/ en azul circunferencia/ se aproximan y se esfuman,..” Tomó su sombrilla y marchó con nosotros que nos devolvimos al occidente para entrevistarnos con la de los POEMAS CIRCUNSTANCIALES, Lydda Franco Farías. Nos recibió con estos versos: “No pudieron/ moldearme a su antojo, /ni darle la forma requerida a mis palabras/ ni templar los metales de mi risa con los martillazos de odio,/ ni siquiera lograron meterme de cabeza/ en un canon infecto.” Vamos donde Hanni Ossott. Se en lo que andan-dice- y me sumo alegremente, para oírla en “POEMAS SELECTOS” y sonriendo Hanni, nos declama: “Estoy en una playa sin fin/ mi alma se despliega/ inconsulta /hacia una rara nada “ Total, hemos recorrido gran parte de la Geografía Patria, conociendo nuestros poetas. Ahora nos encontramos con Carlos Rodríguez Ferrara en “MAS ALLA DE LOS ESPECTROS” Un gran poeta adolescente, -nos anuncia Camilo Balza, y agrega: “Veinte años apenas y un libro perdurable” Oigámoslo: “Esa luz/ es la muerte/ que nos busca./ Viene,/traspasa los cristales/ y / se queda al lado nuestro” ¡Claro, EL ESPIRITU ES LUZ. Este soberbio, PRÓLOGO escrito por Camilo Balza Donati nos llena de satisfacción inmensurable. Además de volcar en las páginas del mencionado libro su conocimiento, su preclaro verbo, su análisis florecido de sensibilidades, nos hace recorrer junto a la poeta María Cristina gran parte Geográfica del Territorio Nacional, para darnos a conocer esas preclaras personalidades dueñas de un VERBO POETICO, ELEVADOR DE LA LITERATURA VENEZOLANA A LAS ESFERAS DE LA INMORTALIDAD.

  12. Leer este prólogo del poeta Camilo Balza Donatti es adentrarse con entusiasmo poético en la obra de «POESÍA VENEZOLANA DISPERSA Y PERMANENTE» de nuestra querida y admirada escritora y poetisa María Cristina Solaeche. Es in Itinerario precioso que nos adentra en el libro. motivándonos, subyugándonos y propiciando su lectura.
    A pesar de ello siento lástima y con el corazónen el pecho lo digo, que estas joyas se queden sin casi lectores porque yo que soy venezolano, estoy totalmente seguro que un porcentajemuy mínimo lee libros de altura como este. Perdonanme si exagero, pero no lo creo.
    A adquirir el libro en la librería EUROPA del C.C.cOSTA VERDE en la Ave. Bellavista en Maracaibo. Yo ya lo hice y me estoy deleitando CON ÉL.
    UN FUERTE ABRAZO mARÍA cRISTINA.
    NOS VIMOS SOLAMENTE UNA VEZ, PERO LEERTE ES CONOCERTE Y MUCHO.
    Arturo Castillo

  13. Mis mejores augurios anto para el prologista Dr. Camilo Balza Donatti, como para la ensayista María Cristina Solaeche. Este itinerario nos decanta por los caminos del ensayo de un hermoso libro , tan hermoso como su prólogo.
    Me gustaría muchísimo adquirirlo.
    Felicidades a ambos de parte de un nuevo amigo William Gamero.
    Puerto la Cruz.

  14. Orlando Villalobos

    Felicitaciones por esta iniciativa del blog. Espero que lo mantengas y lo nutras, gota a gota, verso a verso, Orlando Villalobos

  15. Si el ´rólogo afirma y explica tan poeticamente sobre esta obra de la ensayista María Cristina Solaehe, nos podemos imaginar el manjar y lo que se aprenderáde nuestros poetas del pasado leyendo el libro.
    Soy maracucho a mucha honra y quisiera que mis compatriotas al igual que yo y otros compran el libro, lo leyeran y compartieran esta nuestra cultura con los que nos rodean.
    Un abrazo de quien quiere a su prójimo y másaún culturalmente
    Francisco Quero

  16. Felicitaciones por tu blog, muy intereante su contenido.Ahora sobre el libro «Poesía venezolana dispersa y permanente», lo leí y me pareció muy interesantes tus ensayos y creo que este trabajo, tienen un valor añadido que es el rescatar para las nuevas generaciones de lectores, la labor poética desarrollada por esos dignos hombres y mujeres que presentas.Bravo y continúa haciendo patria con el ejercicio de la palabra.

  17. Lydda franco farias «3

  18. Eddy Rafael Pérez

    EXISTE UNA ANTOLOGÍA DISPERSA DE POESÍA DISPERSA DE
    POESIA VENEZOLANA COMPILADA POR EDDY RAFAEL PEREZ, PUBLICADA POR LA SECRETARIA EJECUTIVA «ANDRES BELLO», ANDRES BELLO DE BOGOTÁ. UBÍQUENLA Y COMÉNTELA, POR FAVOR.

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